Gracias, Martín
Hoy se ha despedido de la Real ante la prensa el entrenador del ascenso. Porque Martín, para nosotros siempre serás el héroe que ascendió a la Real. Ya se que no eres amigo del protagonismo, pero es de recibo reconocer que tú eres de los principales responsables del renacimiento de nuestra Real.
Pero más allá de tus éxitos deportivos, que además refrendan tu excelente trabajo, lo que has conseguido en la Real ha sido mucho más. Cuando llegaste tu mismo pudiste comprobar el estado de desánimo generalizado que había en la familia realista. Ahora, dos años después de tu llegada, tu legado es oro puro: la Real es de primera, y lo que es más importante, ha recobrado sus señas de identidad y unidad.
Lo comentaba con un compañero de prensa, y también amigo íntimo; jamás he sentido tanto la marcha de un entrenador. Nunca. Puede que sea porque en mis 25 años de vida nunca un entrenador me ha marcado tanto. No sólo por lo deportivo, sino en lo personal. He seguido prácticamente todas las ruedas de prensa que has ofrecido durante esta temporada, y sinceramente, sólo puedo decir que eres un ejemplo para cualquiera.
Un caballero que se viste por los pies, un señor con honor, orgullo y honradez. Unos valores que se han mantenido intactos en tu trayectoria en la Real. Incluso el día de tu despedida, dando de nuevo un ejemplo de señorío. Ni una mala palabra, ni un mal gesto, sólo agradecimiento.
Te has emocionado cuando te hemos despedido con un profundísimo aplauso. Has escapado para que no viésemos tus lágrimas. Tu timidez te ha impedido aguantar este envite, lo que engrandece tu persona todavía más. Muchos de los compañeros de prensa en cambio, donde me incluyo, no hemos podido evitar que se nos escapara alguna lágrima. He acabado con un nudo en la garganta de la emoción. Y estoy seguro de que represento a prácticamente la totalidad de la afición de la Real, que te hubiese despedido con emoción, puesta en pie, y aplaudiéndote.
Se que estos gestos son de los que tú dices “que tienen un valor incalculable”. Valoras esas pequeñas cosas de la vida que no se pagan con dinero. Esos pequeños momentos que son los que dan sentido a todo. A mi también me encanta vivirlo así, por eso te considero un referente. En lo que yo he conocido, no ha pasado por aquí nadie como tú. El ego de los entrenadores hoy por hoy es demasiado alto. Tú sin embargo eres una persona cercana, humilde, agradable y de estar en casa. Con Martín Lasarte siempre te sientes cómodo.
Un hombre de carácter. Que ama el fútbol, y que disfruta con lo que hace. La Real necesitaba un tipo con carisma, y tú lo eres. Nadie olvidará tu “reto” al banquillo del Levante en Anoeta. Como caballero, te disculpaste enseguida, pero eso caló hondo en la afición. Hacía falta a alguien pasional, que viviera esto con sentimiento. Que defendiera a la Real con vehemencia. Tampoco olvidaré el partido de Cádiz, donde viví el partido de mi vida como txuri-urdin. Y tampoco tus palabras en Anoeta el día del ascenso, “manténgase unidos”. También las has dicho hoy.
Tu forma de ser, tu entrega cada día, tu profesionalidad, tu cercanía, tu simpatía, tu pasión por el futbol, tus valores, todo... hace que no te vayamos a olvidar nunca. Tu legado va mucho más allá de haber dejado al equipo en primera. Te puedes ir orgulloso Martín, porque en Donosti, en Gipuzkoa, en la familia de la Real, nadie podrá tener una mala palabra de ti. Todo lo contrario. Cuando me pregunten por Martín Lasarte, diré que es el entrenador del ascenso, el entrenador que devolvió la ilusión a Gipuzkoa, pero sobre todo un tipo formidable, un caballero a la vieja usanza, de los que ya no quedan. Estoy seguro de que los éxitos te acompañaran en tu siguiente aventura, sólo espero que no te olvides de nosotros, y que algún día, vuelvas para entrenarnos. Te estaremos esperando.
5/25/2011 05:18:00 a. m.
Imanol Arruti

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